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Mostrando entradas de enero, 2016

Cosmogonía: Lorenz junto a Del Río Pinto

Fotografias: Claudia Constanze Lorenz Texto: Nuria del Río Pinto La nada era todo y todo era la nada. En aquella Era el calor reinaba, un calor inmenso y profundo como aquella nada densa. Todo era igual y no existían distancias. Nada había con vida, nada respiraba o nada insinuaba un atisbo de esperanza, lo marrón se dispersaba sin interrupciones, no había luz, no había tiempo, y en aquella infinitud, como la de una habitación oscura donde se encierra a un niño pequeño, reinaba la tristeza y el miedo.    Y entonces, desgarrándose del vacío, surgió una semilla, que lentamente, sin prisa y sin pausa, sin tiempo y sin luz, fue transformándose en árbol. Un árbol al principio frágil y pequeño, pero que lentamente extendía sus ramas hacia el infinito imaginando recorridos fractales, inventando el espacio y el tiempo en su crecer, imaginando el impulso y la emoción en su extensión. Se convirtió en un árbol inmenso, gallardo, pero triste y asustado. Un árbol q