Fotos cedidas por Xavier Durán, fotógrafo
El pasado 11 de julio en el Espacio Micus se celebró un aniversario y se inauguró una exposición retrospectiva, todo en torno a Micus.
Su cumpleaños se sigue festejando con la fiesta que inaugura la exposición de verano, la encargada de la gestión es su hija Katjia que con su familia, mantiene vivo el legado de este gran artista que decidió, de entre todos los sitios, vivir en Ibiza. Eduard Micus conoció a través de Erwin Bechtold la isla de Ibiza en 1968 y Micus se quedó para siempre en Ibiza con su familia en 1972, donde estableció su residencia definitiva en Can Portes de Jesús.
Años más tarde, en 1989, fundó el Espacio Micus, lugar expositivo de afinidad abstracta, donde artistas locales, nacionales e internacionales han ido haciendo gala de su inspiración durante todos estos años. Es el Espacio Micus un lugar de referencia artística, un hogar para los diletantes de Ibiza, su presencia nos permite el acceso y el disfrute de una cultura exquisita, actual y de índole internacional, sin salir de la isla. Su generosa aportación material e insustituible a la cultura de la isla es incuestionable. Inserta Ibiza en el mapa internacional del arte.
El 11 de julio de 2020, además, fue el veinte aniversario de la gestión de la sala por su hija, Katjia Micus, que tomó el relevo generacional en la dirección del Espacio, se imponía para la ocasión una exposición significativa, y se decidió por una exposición retrospectiva de su padre. Esta exposición festeja también estos años de gestión, y nos permite una inmersión en el saber hacer de Micus, presentando obras que nunca se habían mostrado, una exposición que por otra parte, no puede ser dilatada más en el tiempo, ya que desde el año 2000, no ha habido en Ibiza una exposición retrospectiva de Micus.
El Espacio Micus no es solo un lugar expositivo, es su legado más ambicioso, es la concreción de su ideal estético, la ruptura de la bidimensionalidad que poco a poco fue desarrollado en su obra, la expansión de sus contrastes conceptuales, en toda plenitud, tanto el contenedor como el contenido están implicados en su ideario estético de una manera envolvente y coherente. Ver la obra de Eduard Micus en su Espacio, posibilita la comprensión total de su trabajo, el entendimiento de su preocupación y respeto a la naturaleza, su amor inmenso a la luz mediterránea. Integración de arte y naturaleza. Su amor inmenso a la isla. Su obra total.
Paredes de cal blanca, orgánicas, rugosas, se convierten en el contenedor perfecto de las obras dispuestas en sus distintas salas, bañadas por la luz natural, procedentes de las ventanas y del techo, que mantienen un dialogo vivo en el pasar de las horas e incluso de las estaciones. La obra pictórica de Micus no se puede entender sino como una investigación permanente del contraste, de la acción de la luz que llena y vacía espacios, que descubre y esconde, que ilumina a la obra y también al espectador. El funcionamiento del ojo humano, lee la luz de la misma manera en que dispone Micus sus contrastes, inunda la luz de izquierda a derecha, de arriba abajo, así pinta y compone, podríamos decir, que iluminando el vacío y la plenitud, la presencia de la naturaleza y su ausencia. La luz revela la naturaleza, su obra también.
Los grandes ventanales del edificio se convierten en unas obras vivas que nos informan de la transformación de la naturaleza en el pasar de las estaciones. Obras que se muestran en el mismo nivel jerárquico que las obras que se disponen en las paredes, que también se transforman a través de la naturaleza, de la luz, del pasar de las horas y los días como sus cuadros.
Aniversario esperado. Fiesta imprescindible. Celebrar el legado de Micus siempre es una necesidad.
Nuria del Río Pinto. Crítica e historiadora del Arte
Para saber más:
https://ocio.diariodeibiza.es/agenda/noticias/nws-798976-una-exposicion-celebrar-legado-artistico-eduard-micus.html
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https://ocio.diariodeibiza.es/agenda/noticias/nws-798976-una-exposicion-celebrar-legado-artistico-eduard-micus.html
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