Hoy en día, alguien que se pregunte sobre su lugar en este mundo, puede entender perfectamente las razones de la obra de Xavi García: ecologismo, soledad, feminismo, turismo, ciudad, pop, vacío, saturación, aislamiento… podríamos decir que su trabajo es un tratado del establishment cultural y emocional contemporáneo, García retrata fielmente las preocupaciones de muchos de nosotros, como también nuestras alegrías y satisfacciones. Nos abre su alma en sus obras, nos hace cómplices de su ideología, en un autorretrato con el que nos podemos identificar. La honestidad y generosidad de este artista lo hacen inmenso y accesible.
Este es el motivo por el que su obra conecta globalmente, García ha obtenido un reconocimiento internacional que le ha llevado desde Londrés, la galería Walton Fine Arts, hasta importantes exposiciones en Basilea, París, Bruselas, Roma, Nueva York y Hong Kong. O la más reciente en Shanghái en Ez Gallery, este pasado mes de agosto.
En cuanto a la estética de García, lo que de una manera fácil puede referenciarse como una influencia de Basquiat, por la gestualidad de su trazo, la explosión del color, por el grafismo, la expresión callejera y espontánea, la presencia de iconos musicales o incluso, la pintura a cuatro manos, no deja de ser algo fortuito. Ni la manera en que trata la pintura García, ni la intención, ni siquiera los elementos o iconos que usa son los mismos ni la forma de expresarlos. Porque en realidad, su estética está más cerca de captar el espíritu de nuestra época, en consonancia con la estética sensual y sinergética del barroco, la comprensión e identificación del espectador con la iconografía ofrecida en su obra, con el palpitar emocional , por su explosión sensorial, que del arte neoexpresionista neoyorquino de los ochenta, cuyas reivindicaciones étnicas y existencialistas le pillan muy lejos.
Su estética responde a una nueva religiosidad urbana, donde las preocupaciones ecologista y reivindicativas del feminismo, la búsqueda del “yo”, son manifestaciones del espíritu comprometido del momento, pero también del hedonismo donde música, viajes, arte, amor tienen cabida, expresado por medio del individuo desbordado o abandonado, la soledad abrumada, árboles confusos y paseos pletóricos o desconocidos. En lo que en palabras de Martínez Meseguer escribía: “Disfrutando la obra de Xavi García se retrotrae uno a su propia vivencia, a su propia experiencia, a tener un momento para recordar (,,,) mezcla ambos aspectos, público y privado, haciendo suya, nuestra, la ciudad que refleja”. a a todos.
La pintura se expande por todo el lienzo, o solo por el interior de la forma, dándole mayor emocionalidad, mediante un horror vacui, un tejido celular denso, que se superpone a lo ancho y alto del lienzo, sólidas capas de pintura, estratigrafías de collage y distintas pinturas, así expresa su orgánica red, un continuun donde sus elementos aislados y concentrados: “citizens”, bustos, y sus ciudades -iconos y souvenirs, sin fronteras, incluso sus paseos por la ciudad y los árboles quedan cubiertos de formas biomórficas, grafismos e iconografía urbana, códigos Qr, drippings, grafiti, incluso guiños a Picasso, texturas y materiales diversos, responde a la espiritualidad profunda que busca en el arte una conexión emocional y universal y trasmite las necesidades actuales humanas. A través de un imaginario fácilmente entendible para la gente de nuestra época, universo iconográfico común, uso expresivo del color y composición, breves frases, dislexia, números, todo llama la atención como esta sociedad mass media en la que vivimos. Todo en un discurso donde el yo, revela sus preocupaciones y alegrías, sus paseos, sus amores, sus temores, en un monólogo interior convulso, el libre flujo de nuestro pensamiento.
Nuria del Río Pinto
historiadora y crítica del arte. Agosto 2023
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