Ángel Zabala. Una improvisación estudiada
Publicado en:
La miranda VIERNES, 8 DE JULIO DE 2011 DIARIO de IBIZA
Una improvisación estudiada
NURIA
DEL RÍO PINTO
El
pasado sábado – y hasta el próximo 28–,
la Galería Berri abre sus puertas para mostrarnos una refrescante y nueva
visión de Ibiza. La exposición lleva por título ‘Trazos’ y el artista es Ángel
Zabala Guirao (Águilas, 1975).
La exposición consta de 13
lienzos pintados al óleo, mayoritariamente blancos y negros, junto a una serie
de dibujos y bocetos.
Debemos mencionar por su excepcionalidad, por colorido y materialidad, dos pequeños collages con una clara referencia a las pateras y el problema de la emigración, inspirados en el hacer de Barceló. Pero fundamentalmente, en esta exposición abundan las vista surbanas, los perfiles de la ciudad que nos son conocidos: el barrio de la Marina, DaltVila, Sa Penya son retratados vívidamente,cómo ya lo hizo otro gran dibujante en sumomento, un enamorado de la vida cotidianay la expresión de la ciudad, Antoni Portmany. Zabala no niega su influencia.
Debemos mencionar por su excepcionalidad, por colorido y materialidad, dos pequeños collages con una clara referencia a las pateras y el problema de la emigración, inspirados en el hacer de Barceló. Pero fundamentalmente, en esta exposición abundan las vista surbanas, los perfiles de la ciudad que nos son conocidos: el barrio de la Marina, DaltVila, Sa Penya son retratados vívidamente,cómo ya lo hizo otro gran dibujante en sumomento, un enamorado de la vida cotidianay la expresión de la ciudad, Antoni Portmany. Zabala no niega su influencia.
Ambos
comparten lo que el Marqués de Lozoya escribió sobre Portmany: «Unos cuantos trazos,
apenas nada, y allí está todo: el ambiente, la vida, captados en su momento
preciso, en el fluir del Tiempo». Pero Portmany era un cronista de su época y
Zabala tiene otra intención: no busca un testimonio, no es una crónica de una
época; es más global. En el fondo, la temática, para él, sólo es una excusa.
Nació
Ángel Zabala en un pueblo de Murcia, aunque desde los siete años reside en
Ibiza. Zabala es, en un principio, un pintor autodidacta que completó su
formación en
distintos talleres de la ciudad Condal desde 2002 hasta 2004. Estudió fundamentalmente técnica en ellos. Su
primera exposición en Ibiza fue un homenaje al escultor Subirachs, en la
Galería Can Daifa en 2004.
En el 2005
fue finalista del III Premio de Tardor de Pintura Joven.
Finalista del premio otoño de pintura 2005. Collage 45x38 |
En el 2007 crea
junto a tres artistas más el
colectivo ‘Expressions’, un proyecto multidisciplinar que aunaba música, escultura,
pintura y fotografía, aunque hoy en día está disuelto. Fue en el Hotel Pachá,
en 2009,
donde realizó su primera gran exposición individual, ‘Folc-colórico’, donde el
color era un elemento realmente dominante y la temática, el folclore de la
isla, le posibilitaba una excusa para llevar la técnica del goteo al lienzo,
esto es, el gesto, en aquel momento, el dripping,
componían las figuras danzantes. Aquella exposición está lejos de lo que
muestra ahora, pero en cierta manera aquella fue una muestra precursora, puesto
que la pintura de Ángel Zabala es esencialmente gestual. Ha reducido
drásticamente su paleta desde el 2009.
Lo que más llama la atención a simple vista es el gesto del pintor que parece
rastrearse en cada trazo. Un acto
consciente que se define prácticamente en blanco y negro. El blanco del lienzo,
el negro
del gesto. Una lectura más atenta de su obra nos descubre matices más
escondidos, colores sugeridos o planteados modestamente que vienen a reforzar
el equilibrio y la armonía de la obra. Una improvisación que anhela la armonía.
Una improvisación que busca la emoción.
Zabala
domina la inmediatez y la composición, el espacio y la atmósfera. Una pintura rápida
de ejecución pero esto no quiere decir que no haya horas detrás. Hay mucha selección
en lo que expone. Mucha obra desechada que nunca se expondrá. Zabala busca
el alma de las formas, intenta ir hacia la esencia, en una máxima donde con lo mínimo
se expresa lo máximo, «lo menos es más», en sus propias palabras. Sintetiza
tanto la figura humana que llega casi a expresar un alfabeto ininteligible pero
de una gran vitalidad y expresión, una caligrafía expresiva que en cierta
manera recuerda a los expresionistas abstractos, a los que admira por otro lado,
Pollock y Kline.
La
virtud consiste en que sus obras de gran formato te atrapan, integran al
espectador en el ambiente que el pintor crea. Sientes el espacio de la calle,
apenas esbozado, las proporciones de los edificios te envuelven. La coreografía
de las gentes de la calle, en la cual te incluye, rodea al espectador. El tema
se diluye. No importa qué calle o plaza, porque se capta lo inmediato, como en
una fotografía sin posturas ni adornos. Una instantánea donde el protagonista
es el espacio. No importa a qué hora del día, porque no existe el tiempo en sus
obras, sólo el ahora. El anonimato surge para darle universalidad a lo
representado. El blanco del lienzo es un continente universal. Los trazos
negros sintetizan lo humano. No es nadie conocido. Pudiera ser cualquiera. Le
interesa la totalidad de la obra, no los detalles. Su paralelo musical es el
sonido grunge: pocas notas pero toda la emoción.
En un
panorama donde poco a poco se van alzando nuevas voces, Zabala se inscribe en un
pequeño grupo de artistas incipientes y necesarios. Se echaba en falta un poco
de nuevos talentos y maneras diferentes de saber hacer, sin que por ello se
tenga que renunciar a la tradición o a la figuración.
El
director de la Galería Berri, Gastao Herbele, en otra audaz pirueta por
mostrarnos pintura
de calidad, apuesta por la pintura naciente y autóctona de la isla, y eso está muy
bien.
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