Javierens es
el ganador del Premi Vuit d’Agost 2017, y como parte del premio se le concede
una exposición individual en la sala de Sa Nostra desde el día 15 de marzo
hasta el 13 de abril.
El joven
artista ha hecho una selección de su obra más reciente con el nexo común de la
“Transmutación”, es una exposición donde pintura y escultura gravitan en torno
a los conceptos del cambio y la evolución y donde un viejo modus operandi del
mundo del arte vuelve a revivir con fuerza, el trampantojo o trompe-l'œil en francés.
Esta técnica logra a través de efectos ópticos, una sustitución de la
realidad, transformando los espacios. Javierens al integrar efectos lumínicos y
de color en su obra, lo que consigue es transformar el estatismo del lienzo, con su ansiada mutación y
logra como si una pieza musical fuese, una transición de emociones. La gran
ambición de Javierens es traspasar a la pintura la capacidad para mover las
emociones de la música. La serie de lienzos iluminados “Transmutación” consiguen
emular un recorrido emotivo a través de la gradación colorística, la luz
conduce al espectador por una sintonía de colores que transforma la pintura
sobre el soporte del lienzo. Así se animan las emociones. Nadie queda
impertérrito.
Parece que
todo lo investigado por Javierens le lleva inexorablemente al mundo del engaño
visionario de Piranesi y por ende, a Escher, casualmente admirado por Javierens
desde su infancia. La escaleras imposibles, las perspectivas inverosímiles, no
dejan de verse en sus esculturas y cajas, proyectos de futuras instalaciones,
donde las cadenas de ADN entran y salen, se esconden y agitan la visión del
espectador, perdido en la danza, otra vez la música, que propone en “Escalera
infinita” y “Mutación infinita”.
Y la danza
es la tercera propuesta mutable en esta exposición, esculturas movibles,
frágiles y sólidas a la vez, como las esculturas ingrávidas de Calder, danzarinas e iluminadas, la luz de color y la sombra
proyectada en el suelo… proponen una evolución desde la más rústica hasta la
más engalanada con pintura que ocultan su textura original. Tres niveles de
evolución. “Danza en estadio” las ha llamado. La importancia de la danza y la tradición
atávica, las religiones animistas y el baile como conector de los mundos, el
físico y el espiritual, otras vez la
mutabilidad de un extremo a otro.
Javierens
conecta el arte, ya clásico de las vanguardias, con las nuevas tecnologías,
uniendo a través de la mutación lo antiguo con lo nuevo. Lo tradicional con lo
actual. Busca en la génesis, no solo en la espiritualidad de las religiones
primitivas o en el principio científico de la vida, un punto de arranque para ir
creciendo, evolucionando, mutando, como el mismo dice, transmutación, a través
de la danza, del cambio, del crecimiento, para evolucionar, avanzar, trascender… Quiere que mires, no que veas. Que juegues,
no que te escondas. Lo consigue.
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