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Publicado en: Viernes, 25 de marzo de 2011 | La miranda Diario de Ibiza.Bonet Vallribera. La intuición del azar
El pintor nacido en Sant Antoni se inspira en el clasicismo de la abstracción para innovar y buscar la armonía.
Bonet Vallribera en su estudio.
Nuria del Río Pinto
Bonet Vallribera (Sant Antoni, 1965) es un pintor abstracto ya con una larga trayectoria, pues empezó a exponer en 1992, aunque será desde el 2007 que nutrirá el panorama pictórico de la isla con muestras
contundentes. Además, sus obras se han podido ver fuera de la isla: en 1998 en Alemania, en 2007 en Lérida, en 2010 Sóller, y casi simultáneamente en enero del 2011, en Requena (en su Museo de Arte
Contemporáneo) y Avilés.
Su inquietud le hace intervenir en soportes distintos al lienzo y utilizar técnicas varias, desde el grabado hasta intervenciones en objetos: así se pudo ver su versión de maleta en ‘Viatge al Paradís’para la Feria de Turismo de Londres, proyecto del Govern Balear, y su ‘caja de cartón’ en la Sala Es Polvorí para la Mostra de Creativitat del pasado año.
Aunque procede de una familia de artistas –su abuelo fotógrafo y su tío Josep Vallribera, artista de reconocimiento internacional–, inicialmente es un pintor autodidacta, y aún conserva ese espíritu
insaciable de la constante experimentación. Más tarde, en 1992, consigue el título de Interiorismo en la Escuela de Artes y Oficios de Eivissa. Sus estudios le permiten asimilar y profundizar lo que
intuitivamente perseguía. El contacto con uno de sus profesores, el artista Carlos Coronas, le da la confianza para comprometerse con el arte y buscar su propio camino.
Su base son las abstracciones del siglo XX, bebe de ellas e investiga con lo fundamental de estos lenguajes pictóricos, los asimila, los hace propios y trabaja con posibilidades no explotadas. Un sincretismo que provoca un lenguaje personal y decisivo. Toma el cuadrado y rectángulo de la abstracción geométrica, el gesto y la espiritualidad del expresionismo abstracto, el color del suprematismo…
En palabras de Oliver «formalmente gira hacia la dialéctica entre el gesto irregular y el racionalismo geométrico, entre la libertad de acción y la medida ordenada y proporcionada.»
Conocer e innovar
Rastreamos a Rothko, Stella, Newman, pero también a las vanguardias históricas: Mondrian o Malevich, obviamente desnaturalizados, porque Bonet Vallribera no sigue los principios de ninguna de estas corrientes. Así surge una especie de mestizaje que se inspira en el clasicismo de la abstracción, porque esa es la única forma que tiene un artista de aprender, es de la fuente de los maestros de donde hay que beber.
Esto implica un constante devenir que le permite abrirse a nuevas experiencias artísticas y que no lo limitan a la bidimensionalidad del cuadro como hemos podido ver en su última exposición en la Galería Octógono de Avilés.
Podemos averiguar en toda su obra ese recorrido por el conocimiento y la preocupación por innovar. Esa mezcla de intuición y saber de la disciplina. Una apuesta fuerte que Bonet Vallribera gana y que
nos tiene pendiente de sus deliberaciones y sensibilidad.
Sus obras invitan a reflexionar, inspiran. El dialogo de sus cuadros surge tanto de las abundantes tensiones derivadas del contraste de los colores, reforzados por su influjo intrínseco (hay que pensar que en la teoría de color), junto a una concreta geometría (no es el círculo sino la línea recta lo que define sus formas) contrapuesta y el conflicto de los opuestos, esto es, la oposición alcanza el color, el espacio, las formas, la luz. Todo ello conduce a la armonía. Todos los opuestos se combinan para lograr la participación con el visitante. Delante de sus obras se siente al artista creando un todo armónico y reflexivo.
Combinación del acto consciente y del azar: el gesto de la brocha, la disposición de las formas, la elección de los colores, la superposición de las veladuras, la manera en que la pintura queda, la luz que realmente se apaga y se enciende…
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